giovedì 16 dicembre 2010

La escuela católica como puerto seguro

WUCT – UMEC – Union Mondial de Educadores Catolicos
Consejo – Ganda, octubre 2010

La escuela católica como puerto seguro

En los Flandes más de 70 % de los niños frecuentan las escuelas católicas. Eso provoque envidia por parte de las instituciones non-confesionales, que no tardan de mencionar el contrasto con los solos 10% de que frecuenta la iglesia.
Parece que la gente tenga confianza en las escuelas católicas, refiriéndose a la calidad de educación y el alto nivel de formación.
Yo mismo fui cuidadosamente formado en las escuelas católicas, y estoy muy feliz de eso. Todavía no puedo negar que hay grande diferencia entre mi tiempo y hoy día.
Por eso es de la más grande importancia reflejar con especto a esta cuestión: ¿cómo podemos conducir una escuela que tiene un carácter católico-cristiano?
La escuela católica como puerto seguro
Muchachos y muchachas viven una vida llena de atracciones, con muchos cambiamientos y desafíos. Eso lo hace difícil tropezar con cualquiera estabilidad, y hacer selecciones correctos.
Hay mucha confusión en estas jóvenes mentes. Añadan Uds. a esto las tensiones en las familias, las familias quebrantadas, nuevas combinaciones familiares.
Por consecuencia, la escuela puede ofrecer un puerto seguro y un contexto de estabilidad. Estabilidad está ofrecida por unas reglas justas y correctas. Es claro lo que es posible y lo que no lo es. Estructura.
Estabilidad está ofrecida por una consistente práctica pedagógica y educativa. Guía.
Estabilidad está ofrecida por la calidad de los profesores, las ideas que pronuncian, el coche que ofrecen. Contenido.
Para unos alumnos que viven en situaciones precarias, la escuela puede ser un lugar de protección.
Estructura, guía, contenido. Esperamos que los educadores en una escuela católica sean coches para los jóvenes les confiados. Enseñarles mucho, cierto, pero en primer lugar, respectarlos.
La escuela católica como espacio de crecimiento espiritual
En nuestras escuelas deseamos no sólo comunicar conocimiento, bien que eso sea la mira mayor. Los educadores sienten cada vez más la necesidad del crecimiento espiritual su propio y sobretodo lo de todos sus alumnos. La escuela y la escuela católica especialmente es para muchos el solo lugar en donde la espiritualidad es un asunto. Eso vale sobretodo para la espiritualidad cristiana.
Es nuestro deber hablar de Cristo, conducir a los jóvenes la conocer y comprender el mensaje de Dios, como eso es manifiesto en el Evangelio. Eso es un desafío especial para los que no enseñan la religión.
Nuestra declaración de misión habla del crecimiento de la vida interior: reconociendo que no se vive del solo pan y aprendiendo el arte de cuidar para la hambre espiritual.
Menciona también el estar prontos: desarrollando el poder de decir sí o no y viviendo en conformidad. En una sociedad que nos invita a la gratificación inmediata es válido poder esperar y querir.
La escuela católica como hogar de conciencia moral
La escuela es un lugar en donde numerosas personas viven juntamente durante una parte importante de la jornada. Jóvenes, adultos, todos con caracteres y orígenes diferentes.
Eso puede crear unas dificultades, pero ofrece sobretodo unos desafíos. Nuestra declaración de misión menciona 4 cuadros: crecer en moralidad y honestad, crecer en respeto y modestia, crecer en las relaciones, responsabilidad.
Crecer en moralidad significa conocer la diferencia entre bien y mal, y vivir en conformidad.
Respeto y modestia: respetar a sí mismo y a los otros, respetar el trabajo y los bienes de los otros, respetar la natura. Tolerancia y respeto para las personas de otras culturas.
La escuela puede ayudar a los jóvenes de crecer en las relaciones; los educadores pueden aprender la paciencia, aprender de escuchar atentamente y hablar con respeto, aprender de resolver los conflictos de manera humana.
Es de la más alta importancia promover la responsabilidad. La responsabilidad de sus propias actitudes, naturalmente, pero también aprender la responsabilidad para lo que acaece en el mundo. Desarrollar solidaridad con los povres y opresos, desarrollar responsabilidad en las calamidades que acaecen en todo el mundo.
La escuela católica como comunión
De la mesura de la cual las comunidades locales se desintegran, a causa de la movilidad de la gente, escuelas han de hacer frente al desafío de hacerse ‘comunidades temporáneas’. Para muchos jóvenes es el lugar en donde se encuentran y discuten con amigos y otros coetáneos. Es el alrededor en donde discuten sus gozos y preocupaciones, sus confidencias.
En momentos de grande felicidad, de profunda tristeza, la escuela puede ofrecer un alrededor pastoral, en el cual hay espacio para la celebración, y para el duelo. De esta manera una escuela católica puede crear una especie de parroquia.
La escuela católica como pasaje
Todavía, la escuela es un pasaje. Los jóvenes pasan aquí un número limitado de años.
Por los que aprenden, por sus experiencias, los unos con los otros, descubren una buena manera de vida, ejerciten actitudes, hacen experiencia de formas de vida espiritual, sienten el cuidado y la gentileza humana. Y, lo esperamos, están inspirados por sus educadores que practican la espiritualidad de Jesús Cristo.
Quiero concluir con unas palabras de nuestra declaración de misión.

En nuestra escuela queremos vivir en conformidad con la fe cristiana y de profesarla.
La consecuencia de la fe cristiana es lo que queremos hacernos recursos de felicidad y esperanza para los otros. Queremos que se realice la Parabla de Dios, queremos honorar Su Nombre.
La realización del Reino de Dios significa hacer del bien los unos a los otros, en libertad y amistad. La vía cristiana de la vida requiere que hagamos más de lo que está solicitado, aspiremos a una grande forma de servicio. La radicalidad del Evangelio nos estimula de estar críticos y también constructivos en la sociedad.
Nuestra escuela quiere contribuir a la actual educación de los cristianos: gente que se comporta como cristiana en un mundo pluralista, consciente de sus calidades y respetuosos hacia los otros.
A los que no comparten nuestra fe, creamos ofrecer una sensible contribución: educarlos a ser pueblo-de Buena voluntad, que piensa y habla del mundo cristiano con la conciencia y el conocimiento de la Cristiandad, y que están prontos de obrar juntos para realizar un mundo justo y bueno.


http://wuct-umec.blogspot.com - umec@org.va

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